.. En aquel momento sentí como mi pelo se movía, lo que había dicho tenía razón o alomejor era solo el simple viento.
La verdad, tenía mucho miedo, no quería que su hermano me estubiera molestando como hacía antes.. No quería que me estubiera susurrándo palabras al oído, palabras que no tenían sentido..
- David, ¿qué dices? ¿Cómo qué lo ves? -Dije yo-
- Enadira, lo veo, créeme.
- No te creo, los espíritus no existen.. No hay vida después de la muerte.
- Sí, sí la hay. ¿O no lo ves?
- No, no lo veo. Por favor.. Para de decir cosas así, ¡me estás asustando!, de verdad.
- Vale, pero que sepas que por decir eso lo has enfadado.. Si te pasa algo de aquí en adelante ya sabes por qué es.. Martín..
Sentía todos los latídos de mi corazón, demasiados cada segundo. Me coloqué la mano en el pecho y miré a David a los ojos. No sabía que hacer, me tenía muy asustada, según él su hermano está aquí, con nosotros.. Puede que tuviera razón o alomejor esque solo estaba mal de la cabeza..
- David.. Por favor.. Vete de aquí.. -Dije, sintiéndolo mucho-
- Pero Enadira, ¿por qué? Solo te estoy diciendo la verdad..
Me levanté de la cama y caminé hasta la puerta de mi cuarto, la abrí y hice un gésto con el brazo..
- ¡Fuera!
Él se levantó, enfadado, se le notaba en su cara. Cerré los ojos para no mirarle y después me cruzé de brazos. Él salió fuera, pero antes me susurró algo al oído..
- Recuerda.. No digo mentiras.. Martín está aquí, contigo..
Me entraron pequeños escalofríos por todo el cuerpo. La verdad, tenía ganas de marcharme de allí, de irme a un lugar muy lejano para que nada ni nadie me pudiera encontrar.
Al cabo de unos segundos cerré la puerta y me acerqué a una pequeña silla que había frente a un espejo, era el sitio donde me maquillaba, estaba lleno de pintalabios y cosas por el estilo. Miré mi propio reflejo y ví que detrás de mí había alguien, su cara no se veía, solo su cuerpo. Tenía miedo, mucho miedo, por lo tanto me levanté y salí fuera de la habitación corriendo..
- ¡Déjame en paz.. Por favor!
Gritaba sin parar de correr, no sabía si en realidad su espíritu me estaba siguiendo, solo sabía que era aterrador todo lo que había pasado.
Bajé todas las escaleras con rapidez, chillándo y después corrí hasta el salón. Me acerqué a la puerta de entrada y abrí, salí fuera, giré la cara, mirándo hacía el otro lado, allí estaba mi madre, con cara de extrañada. Solté un leve grito..
- ¡Mamá, me has asustado!
- Hija, tranquila.. -Me acarició los hombros con cuidado-.. ¿Qué te pasa? ¿Y David?
- Dios, menos mal que estás aquí, no te vayas más, no quiero que me dejes sola en ningún momento..
- Haber, haber, que me estoy haciendo un lío, ¿qué ha pasado, Enadira?
- ..No sé como explicarte..
- ¿Vamos a caminar un poco y me explicas?
- Vale, vamos.
Empezamos a caminar las dos, sin rumbo alguno, la verdad esque no me importaba a donde íbamos, solo quería estar acompañada de alguien.
- Haber.. Cuéntame. -Dijo ella-
- Pues, fuímos a casa de David, eso ya lo sabes.. ¿No?
- Sí, sigue.
- Pues.. Sus padres le dijeron que sí, que se podía que dar en casa.. Entonces te llamé, ¿te acuerdas?
- Sí, sí.
- Me dijistes que se podía quedar, todos los días que quisiera.. Pues vinimos caminando hasta casa, entramos dentro, él me besó y de repente se escucharon muchos ruídos raros dentro de allí. Me creía que eran los vecinos.. Pero no estoy segura.
- Seguro que sí, ya sabes, son unos pesados.
- Sí.. Pues.. Me sonó el teléfono, lo cogí y nadie hablaba y el número era desconocido, por lo tanto no sé quien llamó.
- Báh, seguro que es alguna de tus amiguitas o amigos gastandote una broma.
- Puede.. Subimos las escaleras hasta llegar a mi habitación, entramos dentro, nos sentamos en la cama.. Y.. Él me dijo algo.
- ¿El qué te dijo?
- Que su hermano, Martín, el que murió, estaba allí conmigo, acariciándome el pelo.
De pronto mi madre se paró y dejó de caminar, mirándome con una cara muy rara, como si yo estubiera loca..
- ¿Cómo qué te dijo eso? -Dijo-
- Pues eso mamá.. Y después le dije que se marchara de allí, que se fuera. Salió de mi cuarto pero antes me dijo al oído que él no dice mentiras, que Martín estaba allí. Pues.. Me asustó demasiado así que cerré la puerta y me senté en una sillita frente al espejo. Me miré y ví como detrás mía había un cuerpo sin cabeza, mamá.. Y empezé a correr histérica por toda la casa, chillándo descontrolada.. Y ahora te ví ahí al lado mío y me has asustado algo más.
- A ver.. ¿Me estás diciendo que el pequeño Martín está en nuestra casa?
- Sí.. Bueno, no sé, eso fué lo que me dijo David.
- No puede ser, eso es imposible.
- Eso mismo pienso yo.. Pero puede que alomejor sea verdad, ¿quién sabe?
- Yo no creo en eso hija, por lo tanto.. No quiero que creas tu tampoco en ello, ¿está bien?
- Vale mamá. Oye, cambiando de tema.. ¿Papá ha hablado contigo?
- No, que va, además yo no he estado en casa, he salído antes con María, mi amiga, a tomar un café por ahí, como hace tiempo que no nos vemos..
- Pues me ha dicho que quería hablar contigo, así que llámale.
Pensé en lo que había pasado en la entrada del instituto con mi padre, la verdad esque yo fuí la que le dije que hablara con ella, pero espero que no se lo diga, porque si no, mi madre se enfadará conmigo. La miré y dejé escapar un pequeño suspiro, mirándo después la hora en mi pequeño reloj, que tenía colocado en la mano izquierda..
- ¡Mamá, me voy, que he quedado con Sandra!
Sandra era mi mejor amiga, tenía un año más que yo, es decir 15. Desde pequeña hemos estado juntas, no nos hemos separado en ningún momento. A ella le gustaba Martín y a él le gustaba mucho ella también.. Pero ella tiene novio desde hace tiempo, se llama Diego y es realmente estúpido, es un creído, se cree el mejor en todo momento. Siempre está cambiándo de opinión, a mí me da que es bipolar, pero no sé.. Sandra tiene que hacer lo que dice él, porque sí y porque sí. Yo siempre le he dicho que lo deje, pero ella no lo deja.. No sé nada sobre su relación amorosa con él, pero me da que le habrá dicho algo malo.. Porque si ella quisiera hubiera estado con Martín y no con ese subnormal [..]
- Bueno, adiós. -Dijo ella y después me dió un pequeño y sonoro beso en la mejilla- .. Portate bien, eh.
- Sí, sí.. ¡Y tú! -Reí ante su respuesta y después empezé a andar por la acera, observándolo todo, esperándo llegar a la casa de Sandra-
Por el camino me encontré con la pequeña vecinilla. Se llamaba Elizabeth, aunque yo le decía Eli. Tenía 6 años, era realmente adorable..
- Holaa Elizabeth, ¿qué haces por aquí tú sola?
- Hola Dira, pues nada, estoy esperándo a mi padre, que seguramente me traerá un regalito, ya sabes.. -Dijo ella-
- ¡Ála que guay! ¿Y a mí no me trae ninguno?
- No, no, a ti no, que si no los rompes. ¡PARA MÍ TODOS!
- Ah bueno.. Es verdad, cónchales.. Bueno cielo, me voy que he quedado, ya iré un día a tu casita a jugar con las muñecas, ¿verdad?
- Bueno, adiós guapa, sí, sí, ven un día, que echo de menos jugar contigo, además, así pegamos a mi hermano.
- Vale, vale. -Empezé a reír- Bueno, chaito.
Ella me dijo adiós con la mano y yo seguí caminando por el camino de antes.
La casa de Sandra estaba a tres calles después de la de ella, pero seguramente ella la estaría esperando fuera, en un pequeño parque de niños pequeños donde siempre quedaban para hablar.
Pasaron unos cuantos minutos y llegué a su casa, toqué el timbre y al momento se abre la puerta con ella detrás. La miro sonriéndo..
- Holaa Enadira, espera, que le digo a mi padre que salgo, ¿vale? -Dijo ella-
- Vale, vale, espero.
Ella se metió dentro nuevamente y seguramente le dijo a su padre que salía.
La madre casi nunca estaba en casa, por lo tanto no le hacía mucho caso, así que Sandra le tenía un poco de odio.
Salió fuera otra vez y me miró, dandome a continuación dos besos en la mejilla con rapidez..
- Chacha, he estado todo el día para allá' y para acá' .. No he parado quieta ni un segundo.
Empezamos a caminar las dos juntas y yo reí después por lo que había dicho. Ella tiene un tono de hablar un tanto gracioso, además es algo callejera, no controla las palabras a veces..
- ¿Y eso? ¿Qué has tenido que hacer? -Dije-
- Pues nada, que Lara me ha hecho limpiar toda la casa, cuidar de Enrique y ensima tener que ir a hacer toda la compra y pagarla CON MI DINERO.
Lara era su madre y suele pasarse con ella. Siempre le está mandando a hacer cosas que debería hacer ella. Pienso que es un poco vaga, pero esque Sandra no se queda atrás, por lo tanto ha salido a ella.. Enrique es su hermano pequeño, tiene tres años, no molesta, pero cuando se encapricha con algo es realmente odioso y más cuando tiene ganas de comer [..]
- Bueno, ya está.. Ya pasó todo. -Pasé mi brazo derecha por los hombros de ella y la aferré a mí- Arrórró mi niña chica..
- Hay, jopé, menos mal que te tengo a tí, si no.. ¿Qué sería yo? -Empezó a reír descontroladamente y me miró después con cara seria- Oye.. ¿Te has enterado de lo del pobre Enrique?
- Sí, me he enterado, la verdad esque es una pena.. Pero bueno, sigue estando vivo..
- ¿Eh? ¿Cómo qué sigue estando vivo? ¿Estás loca, no?
- No, no, nada, nada.. Me he equivocado, pensaba en otra cosa.
- Pues vale. -Dijo ella-
Habíamos llegado al parque cercano de su casa, estaba lleno de niños pequeños correteando de un lado para el otro, Sandra los odiaba por lo tanto siempre los 'espantaba' como a los animales.
Nos sentamos en los columpios, quitándoles el sitio a los pequeños..
- Oye, me ha pasado algo completamente raro.. -Dijo ella-
- ¿El qué?
- Pues.. Que.. Me he asomado a un espejo de la habitación de mis padres y ví como había una persona SIN CABEZA detrás de mí.. No me asusté, pero ahora si que estoy empezándo a tener un poco de miedo.. Como murió Martín.. Ya sabes..
Una pena que no la continúes, me había gustado.
ResponderEliminarSi algún día la continúas me gustaría saberlo, acá te dejo mi blog.
http://1001historiaquecontar.blogspot.com/